jueves, 31 de diciembre de 2009

2010










Ahí estamos, a menos de 24 horas del 2010. Llega a su fin un año que, a mi parecer, fue larguísimo y a paso de tortuga. Recuerdo los deseos que pedí para 2009, los propósitos. Algunos se cumplieron: pedí adelgazar, y adelgacé; pero a qué precio. Sí, la verdad es que era más feliz cuando pesaba 10 kilos más. Mi "rehabilitación" va de culo... y yo lo veo todo con bastante pesimismo, pero, seamos sensatos y realistas: es Navidad, ¿de verdad creía que podía recuperarme (o empezar a hacerlo) en estas fechas y estando con mis padres?
Primer día: 24 de diciembre, Nochebuena.
Decidí desayunar y comer poco porque estaba dispuesta a no vomitar, bajo ningún concepto, la cena (la supercena) familiar. Por lo tanto tan solo desayuné un zumo de naranja y comí un yogur desnatado (estaba sola, con mis padres es imposible hacer eso). Pero... cené (con la familia). Cené como los demás. Marisco. Pulpo. Carne. POSTRES. Y... vomité. Al momento sentí alivio, como siempre. Pero al día siguiente me sentía una fracasada y me odiaba a mí misma. Recuerdo que cuando desperté (unas horas antes de lo que me habría gustado, como acostumbro) me sentí más estúpida que nunca. El psicólogo me había comentado todos los peligros que conlleva el provocarse vómitos, me había convencido para no hacerlo más, estaba dispuesta a no hacerlo ahora que iba a estar con mis padres... Pero es imposible. Estoy tan delgada que me hacen comer demasiado. Bajo mi punto de vista, claro. Así que, inconscientemente, decidí dejar de intentarlo. Empezaré mi recuperación con el año nuevo, cuando no esté en casa. De todas formas, como comí mucho más de lo que habitúo, pensé que había engordado. Pero hoy me pesé y no subí ni un gramo. Sí, aunque no lo veo siempre, sigo demasiado delgada, sigo siendo todo huesos de cintura para arriba, y mi cara sigue siendo todo ojeras. Sí, la noche de fin de año voy a ser la más delgada de mis amigas, por fin. Pero también la más desmejorada, un palo, en fin, la más fea.
Por lo tanto, mi propósito para el 2010 es muy diferente al de hace un año: quiero curarme, recuperarme, dejar de vomitar y de comer raciones minúsculas. Y si eso significa engordar, pues tendré que engordar.

A vosotras todas (gracias por vuestras palabras durante todo este año) también os deseo lo mejor para el 2010. Sin entrar en dichos tradicionales, ni en típicas citas navideñas, simplemente: que en el futuro recordéis este nuevo año como uno de los mejores de vuestras vidas.
Un beso enorme.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Trastorno alimenticio atípico









En estas dos semanas en las que me ausenté mi cuerpo experimentó nuevas y viejas sensaciones, siempre, supongo, con un fin al fondo, que es acabar con esto y curarme. La primera semana engordé un kilo, no sé cómo, y volví a adelgazarlo, tampoco sé cómo. Mi vida se reduce a una sucesión de horarios de comidas: desayunos, comidas, cenas; nada, poco, mucho. Estoy intentando vomitar menos, y sí, lo estoy consiguiendo. P me dijo que no le importaba tanto el peso como que vomitase, más importante es que no lo haga. Fui a la Unidad de Trastornos de la Alimentación del hospital de mi ciudad, y él es el que lleva el control de nuestro peso. Sólo estuve una vez, y me pareció muy simpático. Me dijo unas cosas muy alentadoras. Me midió, me pesó, me miró la grasá corporal, me revisó los ganglios, la garganta, el estómago... Estoy muy animada y con muchas ganas de empezar con el tratamiento. P dijo algo que me gustó: esta es una enfermedad crónica, dura de tratar y difícil de superar, habrá logros y habrá recaídas, pero no por eso puedes echarte atrás y desanimarte. Pero qué te voy a contar a ti, si llevas desde los 12 años con esto. No me hablaba como si fuera una niña preocupada por su físico, me hablaba como a un igual, como a alguien que tiene interés en recuperarse.
Por otro lado, el psiquiatra me recetó unas pastillas que controlan los impulsos (lo noto, ya no hay tanta ansiedad) y que hacen adelgazar, lo que no entiendo muy bien... no debería hacerlo, ¿no? El antidepresivo me produjo mareos incontrolables durante tres días, pero, así como vinieron, se fueron. Ahora me siento bastante fuerte aunque cuando me miré al espejo esta mañana sólo vi un palitroque gris y ojeroso. Es extraño como ha dejado de preocuparme mi imagen, en el sentido de que no quiero estar más delgada, pero, sin embargo, no soy capaz de ponerme a comer para engordar.
Por lo demás, todo bien, paso muchísimo frío y creo que me va a crecer un rabito con una hojita de la cabeza, porque no hago más que comer manzanas.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Sí, creo que estoy viva



















—No tiene fuerza de voluntad para nada —se quejó, justo antes de salir—. Ni para estudiar, ni para adelgazar, ni para alejarse de la comida, ni para dejar de sentirse deprimida.
—Una persona no está enferma por falta de voluntad —contestó el médico, y en los últimos cuatro años aquellas fueron las primeras palabras que realmente me animaban—. Una persona no es alcohólica por falta de voluntad, ni se deprime por falta de voluntad. Cuando alguien está tan deprimido como lo está tu hija, hace falta precisamente mucha falta de voluntad para continuar vivo.


Cuando comer es un infierno. Espido Freire

El otro día, en el tren, se sentó dos asientos más atrás la chica más delgada que vi en mi vida. Era bajísima, como un metro cuarenta, y, como llevaba falda, se le veían unas piernas tan finas como dos cañas, nada más, y sin exagerar. Tendría mi edad, pero el cuerpo de una niña de siete años y la cara de una mujer de 35. Comía. Antes de bajarme donde tenía que hacerlo se levantó y fue al baño. Cuando volvió siguió comiendo. Me quedé observándola y cuando me vio, dejó de comer. Supongo que se sintió incómoda. La verdad es que me dio mucha pena. Estas cosas me hacen pensar en mi futuro, no puedo demorar más mi cura. Engordé un poco, medio kilo más o menos, pero aún no llego a 45.Llevo unas semanas tomando un antidepresivo y estoy notando resultados: me apetece ver a más gente, no sólo a mi novio, salí y me lo pasé bien, como un poquitín más, vuelvo a tener sexo (fui incapaz durante mucho tiempo, me entraban ganas de llorar), no se me hacen los días eternos... Puedo decir, que aún con altibajos, ahora estoy bastante contenta.

Mis mejores deseos para vosotras y un abrazo muy fuerte.