


Estar en casa de mis padres me hace recordar.
Hay un montón de gente aquí a la que no veo desde que iba al instituto. A otros desde la E.S.O.
Hoy soñé con mi profesor favorito. Estaba en una habitación muy extraña ayudando a sus alumnos y llegaba yo, nos dábamos un abrazo y le contaba cómo me va en la universidad.
Después estuve recordando momentos de esas clases, con este y otros profesores. Siempre sacaba muy buenas notas (menos en mis años rebeldes en los que aprobaba raspado). Me decían que era muy lista.
A los 15 nos pasábamos las tardes fumando porros y hablando. Siempre había buenas palabras para mí. Mis amigos me describían como una "amiga de verdad", con la que, además, te lo pasas bien.
¿Qué más puedes pedir? Guapa, lista y divertida.
Por aquella época no vomitaba mucho, ni estaba tan obsesionada, eso llegó a los 16. Tampoco me permití más dejar de sacar las mejores notas... Esa búsqueda de la perfección me llevó a no ser más aquella guapa, lista y divertida.
Y es que hay quien me envidia. Si supieran lo que hago y lo que piensan no me envidiarían.
Yo envidio a todo el mundo.
Envidio a esas chicas rellenitas, riéndose de sus lorzas, comiendo donuts, irradiando alegría, iluminando a todos con sus miradas, y ligando como celebrities de Hollybood.
Envidio a los tontos, que salen a tomar coca-colas con sus amigos tontos para hablar de la próxima actuación de Dj Fulano en la discoteca Mengana, miran la tele y comentan lo que hacen los concursantes de los realities mientras se preguntan por qué la gente lee libros y no espera a que saquen la película.
Envidio a los que salen porque les gusta, y se divierten haciendo mil y una cosas. Sus amigos no se preguntan por qué no les coge el teléfono desde la última vez que se vieron, porque ellos son los que enseguida llaman.
Qué pensarían mis antiguos amigos y profesores cuando me viesen como un espectro llorando sin poder dormir, temiendo por mi vida cuando me duele el estómago como si fuese a romperse por el esfuerzo de mis vomitivas, silenciando el móvil cada vez que alguien llama, acurrucada frente al radiador, golpeándome la cabeza contra algún objeto duro...
¿qué me ha pasado?