lunes, 27 de diciembre de 2010

Una locura. Una auténtica locura.

Una locura. Una auténtica locura.
¿Habéis visto Miedo y asco en las Vegas? La habitación del hotel... cuando Raoul (el personaje de Johnny Depp) se despierta sin recordar nada...

(...) BORRADO por motivos de privacidad

Cuando llegó el bajón, porque el bajón siempre llega, eran las 12 de la mañana. Conseguí dormir en un metro cuadrado del sofá, y me desperté en el suelo, con la cabeza ardiendo al lado de la estufa. A ver quién coño cena ahora, a ver quién se sienta ante una mesa llena de comensales dispuestos a engullir como animales. A ver quién coño es capaz de comer algo. Nadie se acordaba de que esa noche todos teníamos que cumplir en la cena de Nochebuena.

Poco a poco la gente acabó yéndose. No dormí nada más. No comí nada. Limpié el piso. Llegué a casa como una rosa y ayudé a preparar todo. La comida llegaba y yo comía bocaditos que, sorprendente y felizmente no me costaba tragar. Pero de repente PLAS! Golpe en la cabeza. Todos los sentidos se nublaron. Dejé de escuchar nada real. Lo único existente en mi cabeza era un vacío que lo acaparaba todo. Escuchaba la Nada. Escuchaba el taladrar silencioso que mellaba mi cerebro.
Cuando eso pasó vino el ataque de ansiedad. Me levanté corriendo y me metí en el baño. Me mojé nuca y frente y la cabeza pareció despejarse un poco. Me examiné la nariz pero no había restos de sangre. Las pupilas estaban como platos y mi cara era un mapa, un mapa en blanco con franjas negras azabache rodeando los gigantescos globos oculares.
Ataque de pánico. Mamá me encuentro mal. Es que no dormí nada ayer y casi no comí. Me está viniendo otra vez la ansiedad. Me pasé todo lo que quedaba de cena yendo y viniendo a la mesa, porque era incapaz de quedarme quieta. Llamé al psicólogo pero no me cogió. Lo único que pasabn por mi mente eran imágenes de la noche y de la mañana. Una locura, una auténtica locura. Totalmente surrealista.
Y al fin... Bendito TRANKIMAZIN. Bendito mi hermano y sus problemas psiquiátricos y su neceser lleno de enmascaradores de problemas. Ni siquiera estoy segura de que fuera Trankimazin, al menos no el habitual. Era una pastilla que se disuleve bajo la lengua sin necesidad de beber nada: un espléndido sedante que me dio la vida.

Me senté. Comí un trozo de piña. Bostecé. Sonreí.

FELIZ NAVIDAD

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Choose life








Me siento un poco mal por no haber dado noticias de mí en todo este tiempo.
Ni siquiera he visto mi blog desde la última vez.

La razón no es otra más que mi proceso de recuperación. En estos meses me he sentido más fuerte que nunca. Sí que de vez en cuando evito comer e incluso he vomitado alguna que otra vez pero, ahora mismo, ya no recuerdo cuando ha sido la última.
He engordado y no me siento mal. Por supuesto que LA CIFRA deseada siempre es menor. Y sin embargo sé que tengo que aprovechar la situaciósn psicológica actual: me miro a un espejo y me veo bien. ¿Cuándo he sentido yo algo así?

El chico del que hablé en las entradas anteriores sigue ahí... Aunque por mi cama han pasado unos cuantos. Lo cierto es que echo de menos a mi ex, y no sé si es que intento suplir esa falta con relaciones de dos días (o una simple noche de sexo). Pero aquel, el de la noche perfecta de agosto me gusta de verdad, y es maravilloso volver a sentir una ilusión de este tipo.

También alcohol y drogas difuminan mis salidas nocturnas. No creo que sea un problema, ni que pueda llegar a serlo. No a estas alturas.

Ahora quiero ponerme un poco al día de vuestras vidas. Pero sé que leer algún tipo de entradas me influye de forma negativa, sabéis a qué me refiero. Siempre pasa: todas queremos ser las más delgadas, todas queremos pesar menos. Leer que alguien se ha comido en todo el día una manzana va a hacer que me sienta mal por haberme comido una rodaja de merluza con patatas cocidas.

Gracias por preocuparos por mí. Sabed que estoy bien, creo que mejor que nunca.

martes, 7 de septiembre de 2010

Fireworks


Volvimos a vernos.
Estuvimos a punto de marcharnos a Portugal. ¿Cuánto tiempo? No lo sé. Sólo irnos.
Cogió el coche y acabamos al sur, antes de la frontera, en una torre. Vimos amanecer mientras nos reíamos, como es propio de los borrachos.
Mantuvimos sexo mientras, abajo, el valle se cubría de niebla.
Pero volvimos a casa. Yo cantaba y bailaba y él no dejaba de besarme.

lunes, 23 de agosto de 2010

De vuelta...







Ya estoy de vuelta.
Apenada porque fueron las dos mejores semanas del año.
Porque no puedo quitarme a alguien de la cabeza (y no es ni mi ex ni el chico del que hablé en la entrada anterior).
Quiero volver con él.
Porque en dos semanas apenas pensé en pesos ni tamaños y aprecié lo que soy, y sin embargo hoy ya no pude comer...


Y estas son mis piernas hace un mes. Ahora están más gordas. Eso creo.


1004:
Gracias. Es alentador y reconfortante leer comentarios como el tuyo.
Deseo lo mejor para tu hermana. Recuerda que debereis estar a su lado y tener muchisima paciencia.

sábado, 7 de agosto de 2010

Caótico
























Me siento gorda.
Gorda.
No sé por qué me siento gorda. Hoy tuve que vomitar aquel plato de acelgas cocidas.
Acelgas.

30 calorías.


Mierda. ¿Lo hago bien? Cuando tenía las cosas claras era más fácil. Pesaba 54 kilos y quería adelgazar 10. Adelgazaba. Todo bien. Cada vez me iba sintiendo peor. Llegar a mi meta fue abrazar la depresión, el insomnio, la asexualidad, la irritabilidad, la ansiedad y la desnutrición. Decidir curarme fue una luz. Decírselo a toda mi gente fue salir del pozo. Pero, ¿ahora toca engordar? No he decidido engordar. Pero tampoco he decidido no hacerlo... No tener las cosas claras me mata. Porque no sé qué hacer. Me siento mal si como poco. Me siento mal si como más (y vomito). Y lo peor de todo es que vuelven a confiar en mí y no me vigilan. ¿No entienden que no se puede confiar en mí? En cuanto puedo, miento. Finjo. Engaño. Creen cuando me ven comer una galleta que estoy mejorando. No, no mejoro tan rápido. Si como una galleta significa que acabará en el retrete. Enseguida. Pero si ellos no lo ven yo no voy a decir nada. No es factible, me resulta imposible. Tendré que hacer ruido cuando vomite, porque yo no voy a decir nada y así no puedo seguir. Tienen que pillarme.

Aparte de ese tema que me come la cabeza, también tengo otros líos sanos en ella. Me hace gracia sentir estas cosas depués de tanto tiempo... Me siento una adolescente.
Ahora estamos en el pueblo de mi abuela (no tengo acceso a internet, hoy es una excepción).

Me gusta un chico.
Me gusta un chico que tiene novia.
Ella es una cría.
Fea.
Y a ese chico siempre le gusté. Nunca le hice caso. Y ahora tiene novia.
Una novia fea.
Yo era la que le gustaba.

Soy una caprichosa.

viernes, 30 de julio de 2010

GET OUT






Estaba tan nerviosa antes de entrar junto al endocrino que me sentí como cuando me empolvaba la nariz repetidas veces hasta el amanecer. Pero había comido TANTO TANTO durante la semana que nada podía ir mal. De hecho, subida a la báscula, mareada y casi sin tenerme en pie, me llevé una gran desilusión cuando lo que debía haber sentido es alivio, y si acaso también alegría. 45 kilos. Redondos.
Sí, luego te consuelas con datos como: al día siguiente te vino la regla (es cierto, cuando tenemos la regla pesamos más). Pero el caso es que ver el número 43 en una báscula es, o fue, un sueño para cualquiera de nosotras.
Vale, lo que siempre dije: 45 kilos y mantenerme. Ellos (endocrino y psicólogo) dicen que debo engordar más, pero no estoy preparada. Voy a comer lo que quiera, y voy a pesar 45 kilos, hasta que, como dice P, se vayan todos los fantasmas que están asentados en mi cabeza. Se irán. Voy a empezar a desahuciarlos.

Y, reporte de julio: mejor que bien.
Alcohol. Cenas con amigos al aire libre. Lecturas en la playa. Terrazas tarde-noche. Besos en la esquina de un bar. Viajes en coche con las ventanillas abiertas. Festivales. Reencuentros con gente que sólo ves de año en año. Qué coño, estoy jodida, tengo insomnio (remediado por somníferos o por alcohol) y ansiedad (ya me han dado ansiolíticos para ello), pero lo de encerrarme en casa y lamentarme entre atracones ya no es lo mío.
¡Sólo falta un poco de sexo!

Disfrutadlo, en serio, hay demasiadas cosas buenas como para perdérselas en casa sólo porque no queramos que los demás vean un poco de grasa sobrante por encima del bikini. A nadie le importa. A nadie. Y es de estúpidos pensarlo. Sí, somos unas estúpidas, y yo no quiero serlo más.

viernes, 23 de julio de 2010

Viajero




De repente, un pensamiento sublime me poseyó. Si la distancia es infinita, yo soy inmortal. Debo intentarlo. Comencé el descenso, fatigosamente, fatigosamente a través de miles de kilos leguas y miles de años.

El comedor de hachís, Fitz Hugh Ludlow


sábado, 17 de julio de 2010

Sommerferien


Me parece imposible haber podido dormir sin beber ni una gota de alcohol ni recurrir a los somníferos. Y qué reconfortante. Despertarte de resaca, con la boca seca y con dolor de cabeza no es lo ideal, y mucho menos despertarte después de haber dormido gracias a una pastilla, porque tienes la sensación de que te han dado una paliza.

Estuve saliendo desde el día 2 de este mes y sólo descansé tres días: el 6, el 13 y el 14. Los primeros aquí, de los que no hay mucho que destacar. Los otros de vacaciones en Baleares. De ese viaje puedo quedarme con un par de cosas: mi amor de verano de dos días, un chico estupendo de Hamburgo; y las discusiones con las dos amigas con las que fui, más la evidente determinación de no repetir un viaje con ellas.
Allá conocí a un montón de gente, en su gran mayoría alemanes. Tengo la sensación de haber estado en Alemania, todo estaba escrito en alemán, todos se dirigían a ti en alemán y tenías que explicarles que eras española. Socialicé como nunca, y sin ningún problema porque se me da bastante bien el inglés (y yo no lo sabía). El día que conocimos al grupito donde estaba Vincent fue el mejor día en mucho tiempo. Estando con ellos, y especialmente con él, no recordé ni por un segundo a mi ex. Fueron dos días perfectos, y él me parecía perfecto. Tanto en las discotecas, como en la playa, como en la habitación del hotel.
Pero mis amigas lo único que querían era ir a macrodiscotecas tipo Pachá que son carísimas y que odio. Entiendo que les guste, y de hecho salimos dos días así (a Pachá no fuimos), me adapté a sus gustos, pero ¿no podrían ellas adaptarse a los míos otro par de días? Lo hizo una (y se lo pasó genial) pero la otra se quedó en el hotel durmiendo.Todo tiene que ir según sus planes y según lo que le apetezca en el momento. De ahí las discusiones, porque no estoy dispuesta a pasar todas esas cosas por alto. Antes lo hacía, pero ya soy lo suficientemente mayorcita como para que me toreen como lo hicieron, o como trataron de hacerlo.
Lo peor eran las comidas: teníamos bufé libre y yo siempre cogía ensalada, pescado, pollo... lo típico, cosas sin grasa. Una de ellas no me decía nada, pero la otra, acostumbrada a comer mierda (siempre siempre hamburguesas, pizza, pasta, patatas fritas con ketchup...) no hacía más que repetirme que estoy delgadísima y que tenía que comer cosas con grasa. Como soy una estúpida y no me gusta discutir opté por la vía fácil: comer para evitar esos comentarios y después ir a vomitar. No lo hice todos los días, pero sí la mayoría. Por supuesto, se acabaron dando cuenta. Me alegro, y ojalá lo hubieran sabido antes. Ya todos mis amigos (o la inmensa mayoría) saben que estoy enferma y es de agradecer que ya no hagan comentarios sobre mi aspecto o sobre lo que como.

En conclusión y a pesar de las cosas malas, fue un viaje para recordar.

Hoy me veía tan sumamente delgada que fui a pesarme a una farmacia: 43'7. Estoy asustada. Nunca había bajado de 44 y quiero volver a pesar al menos 45. Cuando dentro de dos semanas me pesen corro el peligro de ser ingresada. Había conseguido llegar a los 47 y ahora peso cuatro kilos menos. No sé qué hacer. Lo intento con todas mis fuerzas pero soy incapaz de engordar, y lo que es peor, he dejado de mantenerme y sigo bajando. Y muy hondo sonrío y me felicito por haber conseguido llegar tan lejos.

Espero que estéis disfrutando de vuestras vacaciones.


miércoles, 7 de julio de 2010

A bout de souffle...









Todos los días son iguales, exactamente idénticos. Nada cambia. La vida se funde en una simple sucesión de comidas, que no tarda en convertirse en un modus vivendi.


Quizás el verano sea una buena época para cambiar esta concepción de vida. Es agotador desayunar, esperar a que llegue la hora de comer, comer, esperar a que llegue la hora de cenar, cenar. Y pasarte todo el día pensando en qué vas a comer, qué vas a cenar y qué desayunarás mañana. Y peor aún es pensar qué vas a comer en el atracón del día, a qué hora lo harás y qué harás mientras te lo dés.
Estos días he estado tan ocupada (dormir-playa-salir en mañana-tarde-noche) que no ha habido tiempo para atracones. De todas formas le he dado tanto alcohol al cuerpo que podría considerarse atracón. Pero sigo tan delgada como siempre; me da vergüenza ir a la playa pero he de admitir que siento algún orgullo cuando me dirijo al agua y sé que en la toalla todos se quedan hablando de mi delgadez. Además, la mayor parte de mis amigos conoce mi problema y es mucho más cómodo que por eso no me repitan lo mucho que he adelgazado y lo bien que me sentarían cuatro kilos más.
Y aún así mis piernas, mi cadera y mi culo siguen siendo un problema. Joder, no sé cuánto tiempo tendré que esperar a la cordura.

Hoy me voy de viaje. En unas horas sale el avión. ¡Estoy nerviosa!