
No le echo la culpa de mi enfermedad a los medios. Pero supongo que algo tienen que ver. ¿Por qué, cuando tenía 12 años, apuntaba mi peso todos los días en mi diario? ¿Por qué creía que era demasiado (entre 52 y 54)? ¿Por qué no envidio las curvas estupendas que poseía Marilyn Monroe? Sí, nos lo meten por los ojos: “Niña, tienes que estar delgada. Si estás delgada, todos te querrán. El aspecto externo es lo que cuenta a primeras, y si no causas buena impresión no se te dará la oportunidad de darte a conocer más profundamente. Niña, deja de comer.” ¿Por qué, cuando tenía 10 años, me daba golpes en los muslos y lloraba poque, horror de los horrores, estaba GORDA? ¿Por qué tuve, a los 13 años, la magnífica idea de vomitar? Mirad la campaña de U de Adolfo Dominguez, The Music Collection. ¿Envidiáis a la chica? Pues está DEMASIADO delgada. Y sí, yo también la envidio.






Años 90.
La belleza se vuelve pálida, muy delgada, en extremo, frágil. Las ojeras se conviertien en institución. Ya ni siquiera es necesario pintarse, sólo delinearse los ojos. Una nueva tendencia que algunos no entienden. ¿Top model? ¿Modelo a seguir, algo que roza (por no decir que se hunde en ella) la anorexia? Antes las supermodelos eran mujeres con mayúsculas: piel bellísima, pelo largo, curvas increíbles. Ahora son palos altos, con aspecto a lo Ewan McGregoren en Trainspotting. Es el Heroin Chic. Es Kate Moss para CK. Es Corinne Day. Es Jaime King heroinómana. Fotografías que nos presentan un ser andrógino aunque con rostro angelical sobre un sillón sucio y con cara de hambre. Glamour en las drogas.
“is not creative. It’s destructive. It’s not beautiful. It is ugly. And this is not about art. It’s about life and death. And glorifying death is not good for any society.” Bill Clinton.
Es la muerte.








Mi entrada anterior fue muy deprimente, angustiosa, pesimista y preocupante, lo sé. Me he quedado de piedra con los comentarios que recibí. La verdad es que sois unos soles, y he empezado a quereros a algunas tanto como se puede llegar a querer a alguien con el que se mantiene una relación de estas características. No os preocupéis demasiado: sí, estoy mal bastante, pero tengo días y momentos. Esta semana ha sido muy difícil pero he conseguido alimentarme, que ya es algo. Sigo creyendo que puedo curarme.
Me gustaría mencionar aquí a Bea, porque no tienes blog y no puedo contestarte, como a las otras. Si quieres puedes dejarme una dirección de correo y así tomaré contacto contigo.
Un beso enorme, y de todo corazón, para vosotras, compañeras.